1. Presentación
Con el objetivo de brindar lineamientos para la
implementación, ejecución y gestión del Programa
de Participación Estudiantil (PPE) en aquellas
instituciones educativas que poseen primero y
segundo curso de Bachillerato a escala nacional, la
Subsecretaría para la Innovación Educativa y el Buen
Vivir, a través de la Dirección Nacional de Educación
para la Democracia y el Buen Vivir, ha diseñado el
presente instructivo.
Este documento está dirigido al coordinador y
docentes facilitadores del PPE, siendo de aplicación
obligatoria en todas las instituciones educativas
fiscales, fiscomisionales, municipales y particulares
del régimen Sierra-Amazonía 2016-2017.
El instructivo cuenta con una breve descripción de lo
que implica el PPE, su normativa legal y los objetivos
que busca el programa. A su vez, se explicita los
aspectos conceptuales bajo los cuales se pretende
fortalecer la participación activa de los estudiantes
en la definición, desarrollo e implementación de
emprendimientos educativos interdisciplinarios
que den respuesta a problemáticas institucionales
previamente identificadas, siendo estos: el
fortalecimiento de una cultura preventiva, el
emprendimiento social y el desarrollo de habilidades
para la vida.
2. Información general
El Programa de Participación Estudiantil (PPE) es
un espacio educativo gratuito que busca fomentar
y reconocer las capacidades innovadoras, reflexivas
y expresivas que tienen los estudiantes mediante la
construcción e implementación de emprendimientos
educativos interdisciplinarios que fortalezcan las
capacidades investigativas, dando relevancia al
trabajo colaborativo y a la participación activa de
los estudiantes de primero y segundo curso de
bachillerato.
La implementación del PPE se encuentra mediada
por el acompañamiento de aquellos docentes
de las instituciones educativas que han sido
previamente designados como facilitadores para
orientar, contribuir y acompañar a los estudiantes
en la construcción de emprendimientos educativos
interdisciplinarios que respondan a las necesidades
institucionales y comunitarias.
A través del PPE, el Ministerio de Educación
busca contribuir al desarrollo integral de los
adolescentes, mediante la aplicación de los
conocimientos adquiridos durante el trayecto
escolar y su vinculación directa con la comunidad,
para generar impactos positivos que den
respuesta a las diversas necesidades previamente
identificadas, convirtiéndose en sujetos activos en
la transformación social y promotores de nuevas
iniciativas educativas de convivencia armónica.
6
2.1 Desarrollo de habilidades para la vida
y el fortalecimiento de la cultura preventiva
como ejes transversales de la participación
estudiantil
El desarrollo de habilidades para la vida se estructura
en base al enfoque de la Organización Panamericana
de la Salud1 que concibe las habilidades para la
vida como aquellas aptitudes necesarias para el
desarrollo humano y que se diferencian según sus
ámbitos de acción como: 1) habilidades sociales
e interpersonales (incluyendo comunicación,
habilidades de rechazo, agresividad y empatía);
2) habilidades cognitivas (incluyendo toma de
decisiones, pensamiento crítico y autoevaluación); y,
3) habilidades para manejar emociones (incluyendo
el estrés y el control interno).
Las habilidades para la vida son:
La comunicación, como el derecho inalienable de
todo ser humano a expresarse y a afirmar su ser,
estableciendo límites en las relaciones sociales,
dando a conocer sus valores, opiniones, derechos,
sentimientos y necesidades, respetándose a sí
mismo y a los demás.
La empatía, como la capacidad innata que
tienen las personas para imaginar y sentir
cómo es el mundo desde la perspectiva de otra
persona y ponerse en su lugar. Esta capacidad
permite fortalecer la tolerancia y el respeto hacia
la diversidad.
El manejo de las emociones como la habilidad
que invita a reconocer el propio mundo afectivo
y el de las demás personas, dejando de lado
prejuicios, temores y racionalizaciones al momento
de manifestar emociones y sentimientos. También
implica identificar fuentes de tensión y ansiedad
que se presentan en la vida cotidiana y la habilidad
de reconocer sus distintas manifestaciones y
encontrar vías para eliminarlas o contrarrestarlas
de manera saludable.
El autoconocimiento, que implica el
reconocimiento de la personalidad, fortalezas,
oportunidades, debilidades, actitudes, valores y
aficiones que ayudan a construir una imagen de
sí mismo para celebrar la vida y para afrontar los
momentos de adversidad.
La toma de decisiones como la acción de evaluar
las diferentes posibilidades que se presentan en
nuestro diario vivir y seleccionar aquella opción
que se enmarque en nuestras necesidades,
valores, motivaciones, influencias y posibles
consecuencias presentes y futuras, tanto en la
propia vida como en la de otras personas.
La solución de problemas implica dirigir
nuestros esfuerzos a desarrollar estrategias y
herramientas que permitan manejar los conflictos
de forma creativa y flexible, identificando en ellos
oportunidades de cambio y crecimiento personal.
El trabajo en equipo implica el fortalecimiento
de las relaciones personales, reconociendo la
diversidad de aptitudes, actitudes, fortalezas y
debilidades al momento de planear un objetivo
común. Esta habilidad social invita a unir esfuerzos
para concretar acciones conjuntas con miras a una
meta determinada.
El desarrollo de habilidades para la vida, con
base en la teoría de aprendizaje social, promueve
la necesidad de procesar y estructurar aquellas
experiencias vitales adquiridas durante la vida para
luego aplicarlas y aprovecharlas en forma activa,
considerando la influencia del entorno. A su vez
también toma en consideración aquellas teorías del
desarrollo humano que rescatan la influencia de
los cambios biológicos, el desarrollo cognitivo y el
contexto social en el desarrollo integral de niños y
adolescentes2.
Por otro lado, la cultura preventiva se define como
la actitud proactiva de todos para evitar situaciones
que atenten al bienestar y a la convivencia entre las
personas. Esta se construye mediante un trabajo
colectivo donde cada persona, desde su espacio
de acción, promueve formas de convivencia más
incluyentes, responsables, solidarias y saludables.
Involucra educar para crear conciencia, adoptar
nuevas conductas y una actitud de respeto hacia la
diversidad; además de generar protección y cuidado
personal, colectivo y del entorno.
Para fortalecer la cultura preventiva es necesario
considerar:
• Fortalecer los compromisos individuales y
colectivos para ejecutar actividades específicas
que den respuesta a necesidades existentes
No hay comentarios:
Publicar un comentario